Irma Eréndira Sandoval Ballesteros (2024). Corrupción estructural. La teoría del doble fraude y las raíces de la impunidad en México. México: Akal, 240 pp.
Reseñado por:
Ricardo Pozas Horcasitas
Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM
El libro Corrupción estructural. La teoría del doble fraude y las raíces de la impunidad en México de Irma Eréndira Sandoval es, en principio, un texto en el que la autora nos muestra a la autora: condensa su trayectoria académica y su madurez intelectual y científica a la que llegó trabajando, durante años, un tema que es polémico e ideologizante como la corrupción. Tema que es trama y da forma y contenido al entorno político ideológico del presente, tiempo político envuelto en el discurso que convoca el destierro de la corrupción tanto de la sociedad como del Estado mexicano. Final mítico de la corrupción como recurso de legitimidad con la convocatoria y la participación en el gobierno de individuos honestos para gobernar las instituciones del Estado. Desde esta perspectiva ideológica y publicitaria, la corrupción como fenómeno social y político es un problema de actitud.
En principio, el título del libro marca el sentido del trabajo de investigación que sustenta el desarrollo del texto: la corrupción estructural. El análisis de esta condición de la corrupción obliga a la autora a contener el juicio valorativo que sentencia y atenaza con los valores del bien y el mal. Propone, en cambio, la edificación del conocimiento racional y científico de la “corrupción estructural” frente a los valores que comúnmente se erigen como sentencia moral pública frente a la corrupción como el mal social convocante a luchar en contra, como referente discursivo de credibilidad de quien llama a su eliminación. El problema es el conocimiento objetivo de la corrupción como un hecho social y moralmente denso, frente a los valores que la envuelven social y políticamente.
La densidad moral del problema y su edificación científica implicaron una tensión en la que la autora estuvo permanentemente contenida frente a los juicios de valor y retóricos de los discursos políticos gobernantes y de las oposiciones para construir analíticamente el “hecho social y político” de la corrupción. El texto convoca a un amplio número de lectores, tanto por el título como por la imagen pública de la escritora, imagen reforzada por su consistencia ética como funcionaria de gobierno.
El libro muestra rigor teórico y metodológico; la reflexión que la autora desarrolla a lo largo de sus páginas mantiene la consistencia analítica, que comprende la evidencia histórica y social sobre la corrupción estructural, marcando los puntos de inflexión en la historia nacional. En el texto, los ejemplos son la sustancia de la historia nacional que evidencia la corrupción estructural en México, lo que fundamenta su argumentación y que es el contenido de acontecimientos significativos: los hechos objetivos muestran —como afirma Irma Eréndira— que “los verdaderos problemas de la corrupción bajan de los más altos niveles de la pirámide social y no provienen, como comúnmente se sostiene, de los estratos sociales y económicos inferiores” (p.8).
Una de las evidencias más reveladoras de la corrupción estructural en México fue y es —en lo particular y como conducta reiterada en el curso del tiempo político— el caso Monex durante la elección presidencial de 2012 que llevó a Enrique Peña Nieto al Ejecutivo federal y que, según la autora, “constituye el punto de inflexión hacia la consolidación de la corrupción estructural en México ya que en ese año se documentaron una gran diversidad de irregularidades que por su seriedad y gravedad implicaron violaciones flagrantes a los principios constitucionales que rigen las elecciones y dan contenido a la democracia” (p.76). En la elección de 2012 los oficialmente derrotados fueron Andrés Manuel López Obrador del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Josefina Vázquez Mota del Partido Acción Nacional (PAN).
Para la autora, los verdaderos problemas de la corrupción —los significativos en la historia— bajan de los más altos niveles de la pirámide social y política, y qué mayor nivel de corrupción que el que se desarrolla y da sustento a la presidencia de la República, la cúspide del poder político en México. La corrupción estructural construida en la elección presidencial de 2012 implicó una erogación mayor de lo permitido por las leyes electorales; se señala que el gobierno federal permitió rehuir la responsabilidad de haber gastado trece veces más de lo permitido por la ley. Se erogaron más de 4 500 millones adicionales a los 328 millones de los permitidos por las leyes electorales (p.145). Leyes que obligaron a los otros partidos políticos, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) con Andrés Manuel López Obrador como candidato y el Partido Acción Nacional (PAN) con Josefina Vázquez Mota, a cumplir con la legalidad, rompiendo la equidad de la competencia y concentrando exponencialmente los recursos económicos en el pri. Así, se reproducen en el sistema político electoral las modalidades constitutivas de un sistema de dominación que hace de la corrupción un recurso funcional de su continuidad política, razón por la cual, en la década de los sesenta, los politólogos estadounidenses le asignaron una función estabilizadora. Recuérdese, por ejemplo, a Frank Brandenburg en The Making of Modern Mexico (1964).
El libro nos muestra una fase de los múltiples costos económicos de la corrupción estructural y el grado de su concentración socioeconómica como la expresión y la condición nacionales. México es uno de los países con la mayor concentración del ingreso de América Latina y la corrupción estructural confirma esta condición socioeconómica de la sociedad nacional en el Estado; el pri concentraba los mayores recursos económicos como institución política en el sistema político electoral.
Es un universo que nos abre el horizonte, que nos deja en las preguntas que son los detonadores y la guía del conocimiento sistemático, “científico”. Como afirmó Thomas Kuhn, un buen libro —como el que tenemos en las manos— resuelve, pero no concluye, porque un buen final es siempre el reinicio, siempre lo nuevo; el camino hacia la búsqueda del saber nos plantea nuevas preguntas a las que su lectura da forma. ¿Qué es la corrupción? Es esencialmente una configuración de contenidos y sentidos que la autora recorre a lo largo de las páginas escritas por su mano.
Paremos aquí, no digo terminemos, porque la riqueza del libro y la experiencia intelectual y política de la autora nos llevaría por nuevas discusiones y complejos planteamientos cognitivos. Dejemos el libro en las manos de los estudiantes, de los jóvenes, démosles con él la posibilidad de que emprendan el recorrido científico e intelectual que conlleva su lectura y abramos para las generaciones que siguen la lucha por la objetivación del proceso comprensivo sobre la corrupción, como hecho social y proceso político.